El pasado 8 de septiembre, la reina de Inglaterra, Isabel II, falleció en Balmoral (Escocia), después de 70 años de reinado en el país y el resto del imperio británico. A sus 96 años, su legado político y social es reconocido por todo el mundo. También su fortuna, que ha ido creciendo con el paso de los años gracias a multitud de inversiones inteligentes.